El presidente del BBVA, Carlos Torres, ha asegurado este viernes en Bilbao, tras el fracaso de la opa al Banco Sabadell, que no descarta «otras operaciones si surgen buenas oportunidades».
En una conferencia organizada por el Foro Gran Vía, Torres ha destacado que, semanas después de no lograr sacar adelante esa opa, el BBVA informó de un beneficio récord de 7.978 millones de euros en los nueve primeros meses del año, y avanza «en la senda del crecimiento y la rentabilidad» porque esa operación «no ha sido lo más importante que ha hecho el banco en el último año y medio».
«Que no salga esa operación no es de vida o muerte» para las previsiones de inversión de BBVA, ha añadido. «Por supuesto que tampoco descarto otras operaciones si surgen buenas oportunidades, hay un equipo que se dedica a analizarlas y, si surgieran, también se podrían plantear».
Torres ha recordado que la entidad se anticipó y lideró la digitalización del sector bancario hace 10 años, pero «lo que viene ahora es más profundo y más transformador porque la inteligencia artificial amplifica de forma casi mágica los efectos positivos de la tecnología».
«El cambio está siendo mucho más profundo, mucho más rápido y ha generado importantes inversiones en centros de datos para su desarrollo, que precisamente es el único componente que crece en la inversión en Estados Unidos», y ha ayudado «a compensar los efectos de la errática política arancelaria estadounidense», ha reflexionado.
Ha advertido también de las dudas sobre si toda esa inversión es sostenible y puede, ha avisado, que «las valoraciones de las empresas tecnológicas de la IA sean superiores a la realidad», por lo que ha recomendado «diversificar la inversión, haya o no haya burbuja».
Ha reclamado «un marco regulatorio sólido que promueva la innovación pero que proteja» ante las preocupaciones que también genera la inteligencia artificial, porque «ya no cabe contener al genio dentro de la botella, es una realidad» y se ha convertido en un asunto geoestratégico al influir en la seguridad, en la competitividad y el liderazgo económico de las regiones, e inquieta también su potencial mal uso.
Sin embargo, ha avisado, «el verdadero reto está en cómo integramos esa tecnología» y aunque ha descartado que la IA «vaya a implicar despidos masivos, porque el papel de las personas seguirá siendo esencial, debemos replantear actualizar los perfiles profesionales lo más rápido que sea posible».
Ha aconsejado rediseñar los sistemas educativos y los caminos de desarrollo laboral para asumir nuevas tareas y roles. En ese periodo de transición, «es muy importante que cada persona esté abierta a la innovación y al cambio» porque «esto va a ocurrir y más vale que lo hagamos bien».