El ex primer ministro italiano Mario Draghi ha presentado su informe sobre El futuro de la competitividad europea (The future of European competitiviness), en el que advierte de que la Unión Europea precisa de un aumento «masivo» de las inversiones para digitalizar y descarbonizar su economía y aumentar su capacidad en defensa.
Según el informe del expresidente del BCE, recibido hoy por la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, Europa precisa movilizar una inversión de 800.000 millones al año a través de un nuevo fondo que permita recuperar el terreno perdido frente a Estados Unidos y China.
Este aumento de las inversiones comunitarias supondrá un esfuerzo de unos 5 puntos porcentuales del PIB al año, hasta alcanzar niveles de los años 60 y 70, si quiere mantener su competitividad. De hecho, la productividad en la UE ha crecido casi la mitad que en EEUU desde el año 2000, lo que ha afectado al nivel de vida en Europa. El 30% de las startups europeas exitosas han trasladado su sede fuera de Europa, principalmente a EEUU.
«La única manera de ser más productivos es que Europa cambie radicalmente», señala el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) en el informe sobre competitividad de la UE que le encargó la propia presidenta de la Comisión y que han presentado hoy.
Para ejemplificar lo titánico del hueco que debe rellenar la UE, Draghi ha recordado que las inversiones suplementarias del Plan Marshall entre 1948 y 1951 representaron anualmente en torno al 1-2% del PIB e incluye en su informe simulaciones de la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que evalúan si un aumento «tan masivo» de la inversión es macroeconómicamente sostenible y cómo puede Europa desbloquear una partida de esta envergadura.
Los resultados de estos simulacros sugieren que el impulso inversor puede llevarse a cabo sin que la economía sufra restricciones de oferta, y que la movilización de la financiación privada será fundamental a este respecto, aunque deberá apoyarse también en un incremento de la inversión pública.
Según el informe, Europa debe reenfocarse profundamente en sus esfuerzos colectivos para cerrar la brecha de innovación con EE. UU. y China, especialmente en tecnologías avanzadas. Europa invierte 270.000 millones de euros menos en I+D que Estados Unidos, y solo 4 de las 50 principales empresas tecnológicas del mundo son europeas. Además, el 75-90% de la producción de chips se encuentra en Asia, lo que hace a Europa tecnológicamente vulnerable.
La economía europea está estancada en una estructura industrial estática y no hay ninguna empresa de la UE con una capitalización de mercado superior a 100 mil millones de euros que se haya creado desde cero en los últimos cincuenta años, mientras que las seis empresas estadounidenses con una valoración superior a 1 billón de euros se han creado en este período.
Además, la falta de recursos naturales en Europa obliga a pagar por los precios de electricidad 2-3 veces más que los de EE. UU. y los precios del gas natural pagados son 4-5 veces más altos. Todo ello, se podrá revertir con la generación de energía limpia, una oportunidad de crecimiento para la industria europea, que actualmente está liderando la economía china con industrias de tecnología limpia y los vehículos eléctricos, que amenazan las industrias productivas de tecnología limpia y automotriz europeas. La dependencia europea de las materias primas y la tecnología China condiciona el desarrolllo europeo tecnológico e industrial.
El documento, que analiza los principales retos que afrontará la UE en los próximos años, también urge a culminar la Unión de los Mercados de Capitales; a alinear las políticas industrial, de competencia y comercial, a atender unas necesidades de inversión «inéditas» en medio siglo y a ahondar en la coordinación de la regulación y la eliminación de las barreras administrativas.