El 8,3% de la población residente en España se encontraba en situación de privación material y social severa al cierre de 2024, según datos de Eurostat analizados por Funcas. Esta cifra representa una ligera mejora respecto a 2023, cuando la tasa superaba el 9%, pero aún se sitúa por encima del nivel registrado en 2019, antes de la pandemia, que fue del 7,7%. Pese al descenso, España continúa entre los cinco países con mayor porcentaje de población en esta situación dentro de la Unión Europea.
La tasa española se sitúa por encima de la media comunitaria del 6,4%, y solo es superada por Rumanía, Bulgaria, Grecia y Hungría. Según Funcas, la evolución desde 2020 ha sido estable, sin una tendencia clara a la baja, a diferencia del conjunto de la UE, que muestra una trayectoria descendente hasta 2021.
Según el análisis, alrededor de cuatro millones de personas en España no pueden cumplir con elementos básicos del bienestar, como mantener la vivienda adecuadamente climatizada, afrontar gastos imprevistos, salir de vacaciones al menos una semana al año o participar en actividades sociales habituales. Por tipo de hogar, los datos muestran una mayor incidencia en hogares con niños o jóvenes dependientes. En los hogares monoparentales, el 16,4% de los individuos se encuentra en situación de privación severa, casi el doble de la media europea, que es del 8,3%. En los hogares con dos adultos y menores a cargo, la tasa baja al 9,4%, pero sigue estando tres puntos por encima de la media de la UE, situada en el 6,3%.
Funcas señala que este patrón es poco común en el contexto europeo. En 2024, solo en 7 de los 27 países comunitarios la pobreza severa es más alta en hogares con niños que en mayores solos, y en ninguno se registra una diferencia tan pronunciada como en el caso español. En los hogares formados por personas mayores de 65 años que viven solas, la tasa es del 5,2%, inferior a la media europea, que es del 7,2%. En los hogares con dos adultos, al menos uno mayor de 65 años, la proporción se sitúa en el 4,1%, prácticamente igual a la media comunitaria del 4%.
Por origen nacional, la brecha entre población autóctona e inmigrante también es significativa. El 16,6% de los inmigrantes adultos (personas de 16 años o más) en España vive en situación de pobreza severa, frente al 5,6% de los españoles nacidos en el país. Esta diferencia de 11 puntos porcentuales es superior a la observada en el conjunto de la UE, donde la media es del 11,4% en inmigrantes y del 5,2% en autóctonos.
Funcas advierte que esta desigualdad no puede explicarse únicamente por la estructura demográfica de la población inmigrante, que suele tener una edad media más baja y una mayor presencia de menores a cargo. El análisis apunta a factores laborales como una menor tasa de ocupación, mayores niveles de desempleo y una mayor presencia en empleos temporales, precarios o de baja remuneración.