La campaña navideña de carne de cordero se verá afectada por una reducción del 30 % en la producción nacional, según han confirmado a EFE representantes del sector productor y transformador. Las causas apuntan a una mayor incidencia de la fiebre catarral ovina (lengua azul), junto a cierres de granjas y un aumento de las exportaciones de cordero vivo.
El secretario general de la Asociación Española de Criadores de Raza Merina (Aecme), Felipe Molina, ha indicado que la próxima paridera de otoño podría registrar un 30 % menos de nacimientos respecto a 2024. “Se debe tanto al mayor número de abortos como al menor número de ovejas preñadas como consecuencia de la incidencia de la lengua azul”, ha señalado.
El presidente de la interprofesional del ovino y del caprino de carne (Interovic), Raúl Muñiz, ha añadido que esta paridera es clave para cubrir el consumo durante las fiestas navideñas. Ambos portavoces coinciden en que la situación sanitaria actual, junto con factores estructurales del sector, impactará negativamente en la oferta disponible.
La estrategia sanitaria contra la lengua azul ha cambiado desde principios de 2025, adoptándose la vacunación voluntaria en la península y eliminando la obligatoriedad de vacunar a animales en movimiento. Aunque la mortalidad en corderos de cebo es baja, la afectación en ovejas reproductoras preocupa al sector.
En paralelo, el precio del cordero ha subido un 10,6 % en el último año, impulsado por la reducción de la oferta interna y el incremento de la exportación. Solo en el primer semestre de 2025, España ha exportado un 20 % más de toneladas de cordero vivo que en el mismo periodo de 2021.
Este crecimiento en la venta exterior ha reducido la disponibilidad en el mercado nacional: los datos reflejan una caída del 7,39 % en el número de sacrificios en los mataderos españoles durante el mismo periodo.
Según Muñiz, países como Argelia y Marruecos están pagando precios por cordero superiores a los del mercado nacional. “En esos países el consumo de cordero de calidad está aumentando y nosotros lo estamos descendiendo”, ha explicado. Molina añade que actualmente existe “un tanto por ciento muy grande de dependencia de exportación a países con población musulmana”.
El tercer factor que agrava la situación es la falta de relevo generacional. Desde 2020, la cabaña ganadera ovina ha perdido cerca de dos millones de cabezas y el número de explotaciones ha disminuido un 4 % en cinco años. Según Interovic, “no hay gente que quiera trabajar” en el campo y “no es atractivo quedarse en las zonas rurales”.
El conjunto de estos factores —menos producción, más exportación, y un entorno sanitario complejo— está configurando una tormenta de oferta reducida que podría mantener la presión alcista sobre los precios del cordero en lo que resta del año, aunque desde el sector matizan que el alza no será “desorbitada”.