La Región de Murcia acoge una colección de melocotoneros de referencia mundial compuesta por más de 400 variedades procedentes de diferentes países.
Gracias a su participación en el proyecto europeo PeachRefPop, se han generado cinco colecciones de melocotoneros, que se plantaron en cinco localidades de Italia (Imola y Roma), Grecia (Naoussa) y España (Lérida y Murcia) para investigar sobre mejora genética.
En la Región, una finca experimental del Instituto murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, alberga cuatrocientos árboles de esta colección de referencia mundial, diseñada como un nuevo recurso genético para llevar a cabo estudios sobre las interacciones entre el genotipo, el ambiente y las prácticas culturales.
Estas interacciones son uno de los factores menos estudiados, pero de gran importancia para predecir la adaptabilidad de las diferentes variedades a las regiones y métodos de producción, lo que va a permitir preservar la variabilidad genética del melocotonero y promover su uso en programas de mejora.
El director del Imida, Andrés Martínez, ha apuntado que “se investigan los genotipos de estas variedades de todo el mundo para realizar proyectos de mejora genética clásica, desde cruces entre variedades hasta el crecimiento y evaluación de plantas”.
El departamento de Mejora Genética de Frutales del Imida ha desarrollado y registrado 23 variedades de interés comercial con características óptimas para el agricultor, muchas de las cuales se encuentran en producción, por cumplir las cualidades que demandan los ciudadanos y comercializadores de todo el mundo.
Para ello, ha evaluado agronómicamente más de 50.000 cruces intervarietales de melocotón desde sus inicios. En la actualidad están evaluando otras que, si ofrecen los resultados esperados, pronto podrán ser registradas e iniciar también su comercialización.
Martínez ha explicado que gracias a esta investigación “podemos obtener otras tipologías de fruto en cuanto a la calidad, sabor, textura, tamaño, aspecto, resistencia a plagas, arquitectura de planta o adaptación climática”.
“Estos proyectos tienen como finalidad trasladar al sector soluciones de base científica que permitan mejorar la eficiencia, rentabilidad y competitividad, así como dar respuesta a los retos medioambientales y ecológicos actuales”, indicó el director del Imida.
El melocotonero, procedente de China, se extendió por el resto del mundo por las antiguas rutas comerciales. Durante este proceso de distribución y expansión las variedades se fueron cruzando y seleccionando por el hombre por su adaptación climática, diferente sabor, textura o tamaño, generándose una gran diversidad genética característica de cada región.
Martínez asegura que “partiendo de un material genético propio de regiones diferentes, podemos realizar investigaciones que nos permiten conocer sus características y aplicarlas al desarrollo de nuevas variedades de fruta de hueso para ponerlas a disposición de los agricultores”.