La ciudad de Murcia ha perdido este domingo a una de sus insignias más queridas y castizas del barrio del Carmen. Juan Pepe Guillén, conocido popularmente como ‘Pepe de los Jamones’, fue durante años, en el barrio carmelitano, referente indiscutible de la hostelería murciana y alma de uno de los bares más míticos y reconocidos de la ciudad. El hostelero ha fallecido a los ochenta años dejando un profundo sentimiento de tristeza entre vecinos, clientes y amigos.
Este domingo, la familia de ‘Pepe de los Jamones’ le ha rendido un último homenaje con una misa celebrada en su recuerdo. Tras la ceremonia, ha sido llevado a su pueblo, el lugar donde siempre quiso estar y al que estuvo ligado durante toda su vida.
Pepe fue un currante nato, ejemplo de esfuerzo y constancia. Fue en 1976, cuando abrió junto a su mujer Antonia, la persiana de su taberna en pleno corazón del Paseo Marqués de Corvera de Murcia, una labor que ha continuado la familia. Con trabajo y cercanía levantó un negocio que se convirtió durante décadas en punto de encuentro para generaciones de murcianos y aún sigue siendo. Su bar no solo es conocido por la calidad de sus productos, sino también por sus famosas murcianas, los Superpepes, convertidos, con los años, en un auténtico símbolo gastronómico de la ciudad.
Quienes crecieron junto a su establecimiento recuerdan con especial cariño las conversaciones con Pepe, su trato cercano y su forma sencilla de entender la vida y el trabajo. Una de sus frases míticas era: «no son catalanas, son murcianas». Su legado permanece en cada recuerdo, en cada barra compartida y en una tradición que ya forma parte de la identidad de Murcia, siendo baluarte de la rica gastronomía de la Región, con sus célebres patatas cocidas con ajo, michirones o pepitos.
La ciudad despide a un hombre trabajador y querido, cuya huella quedará para siempre ligada a su gente, a su barrio y a la historia hostelera murciana.